Binchotan: ¿inventazo o bluff?

Filtro de binchotan o carbón activo para el agua

Binchotan: ¿inventazo o bluff?

Hablemos del binchotan, o carbón activo.

Seguro que has visto por ahí esas barritas o palitos de color negro de carbón, ya que son bastante conocidas por las personas que seguimos un estilo de vida residuo cero como una de las opciones para filtrar el agua, y se supone que es una forma eficaz de obtener agua mineral y purificada, pero ¿funciona realmente?

Vamos a intentar arrojar un poco de luz tirando de algunos análisis químicos, e intentar ver si este producto tiene más luces o sombras.

Lo primero que queremos aclarar es que no tenemos binchotan en nuestra tienda zero waste o en nuestra tienda online, a pesar de que sois muchas las personas que venís y nos preguntáis por él, por lo que sabemos que es un producto que venderíamos muy bien si lo tuviésemos.

 

¿Pero por qué no lo hemos traído aún?

 

Pues porque en nuestras investigaciones y testeos previos a cualquier producto antes de traerlo, el binchotan siempre nos dejaba dudas sobre su efectividad y utilidad.

Cuando buscamos proveedores que tuviesen este producto, en muchas de sus webs nos prometían que filtra y purifica el agua, elimina el mal sabor, reduce el cloro y se supone que incluso elimina metales pesados para añadir otros más beneficiosos como el calcio o el potasio.

¿A priori suena muy bien, no? Solo con meter el trocito de carbón en la jarra de agua y dejarlo actuar, conseguimos un agua perfecta para beber, y con buen sabor (aquí en Valencia el sabor del agua del grifo no es una delicia, para qué vamos a engañarnos).

 

La prueba de laboratorio.

 

Buscando algún tipo de referencias que pudiesen aportar algunas pruebas de su eficacia, ya que obviamente las webs que nos lo venden no decían que es todo maravilloso, nos topamos con un análisis de laboratorio que realizó la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) española junto con la organización de consumidores italiana Altroconsumo, donde prepararon una prueba de laboratorio para verificar todo lo que prometían estas barritas de carbón.

Añadieron al agua del grifo los contaminantes que estos filtros de carbón dicen eliminar, e introdujeron el binchotan en el agua siguiendo las instrucciones de uso de la etiqueta.

Tomaron muestras del agua al inicio, a los 10 días (que es cuando decía que había que reactivarla) y después de los 10 días, por lo que pudieron tener datos de la calidad del agua tratada durante un ciclo completo de vida de la barrita.

 

Las barritas no son tan inventazo como parece.

 

El estudio de la OCU llega a la conclusión de que hay ciertos aspectos donde la barrita de carbón activo consigue un efecto positivo en el agua:

  • La barrita no altera la dureza y el ph del agua.
  • El producto no deja rastros de plata, señal de que no contamina el agua con nuevas sustancias.
  • Reduce ligeramente la concentración de sodio.

 

Pero, según el estudio, son mejoras irrelevantes, ya que la barrita falla en aspectos muy importante como:

  • No tiene ningún efecto en el sabor a cloro del agua ni en los metales pesados (aluminio, arsénico, cromo, plomo, níquel), que se quedan igual.
  • Elimina solo una pequeña parte de nitratos disolventes.
  • Elimina parcialmente el potasio presente, lo que resulta innecesario porque el potasio puede ser útil.
  • En los análisis microbiológicos se detecta una leve proliferación de microbios después de 10 días de uso. Por tanto, el producto necesitaría esterilizarse a menudo, cada 3 a 5 días, para que no se transforme en terreno abonado para las bacterias.

 

Sí que queremos añadir a estas conclusiones que, si bien el binchotan parece que falla a la hora de mejorar el sabor a cloro, sí que es cierto que cambia (tampoco nos atreveríamos a decir «mejora») un poco el sabor del agua, por lo que seguramente habrá a quien solo con esto ya le resulte motivo suficiente para su utilización.

A ver, si en lugar de venir de Japón, este producto viniese de Burjassot, pues lo mismo sí que podía compensar el utilizarlo para cambiarle el sabor al agua, pero claro, el viaje que se pega desde Japón para acá, solo para esas leves mejorías, pues no lo acabamos de ver claro.

Lo que nos preocupa realmente es la última conclusión, la de la proliferación de microbios, ya que no sabemos hasta qué punto las personas van a estar constantemente esterilizando las barritas de carbón para evitar este deterioro.

 

Conclusiones.

 

Nuestras conclusiones son que no vemos el binchotan como un producto ideal a la hora de filtrar el agua, lo primero de todo porque el agua del grifo en Valencia, aunque dura, es totalmente potable,  por lo que no habría motivos para filtrarla al usarla para consumo humano… otra cosa es que queramos poner la lavadora con un agua más blanda y que nos permita un mejor lavado, pero no sería el binchotan el filtro para eso.

Tampoco compartimos la visión de muchas empresas vendedoras de filtros de agua que demonizan el cloro y el calcio que pueda haber presentes en el agua. El cloro salva vidas, así, sin más rodeos, y no hay estudios con base científica que rebatan la cloración del agua potable. Y respecto al calcio en el agua, cabe preguntarse por qué hemos demonizado (o nos han hecho demonizar) el calcio en el agua, cuando sin embargo en el resto de alimentos donde está presente sí que nos dicen que tenemos que tomarlo, y mucho a ser posible.

Conclusión final: en Terreta neta optamos por el agua del grifo como opción más sostenible, pero seguimos a la búsqueda de alguna opción alternativa que pueda mejorar el sabor del agua, para las personas que de ninguna forma soportan ese sabor. Eso sí, si os sirve de ayuda, Marla tampoco soportaba el sabor del agua del grifo de Valencia y tras un mes de beberla, se acostumbró al sabor y ya ni lo nota.

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